Navidad bajo el nuevo decreto: la zafra electrónica que redefine el reciclaje en Uruguay
A un año de su promulgación —y en plena temporada alta de comercio navideño— el Decreto 292/024 se convierte en un actor clave de esta zafra. La norma, vigente desde noviembre de 2024, obliga a fabricantes e importadores de aparatos eléctricos y electrónicos a adherir a un plan de gestión aprobado por el Ministerio de Ambiente. Quienes no lo hicieron, no pueden importar.
El objetivo es ambicioso: en cinco años, el 85% de los residuos recolectados deberá ser valorizado, priorizando el reúso, reciclaje o recuperación energética. A dos años de su entrada en vigencia —noviembre de 2026— los planes deberán alcanzar la gestión del 40% de los RAEE generados, y en cuatro años, llegar al 60%.
El impacto empieza a sentirse. Uno de los principales fabricantes e importadores del país procesa hoy unos 35.000 kilos mensuales de RAEE, según datos de Depósito Pedernal, gestor autorizado del sector. Esa cifra, aunque significativa, representa apenas una fracción del desafío: Uruguay genera 37.600 toneladas anuales de residuos electrónicos, equivalentes a 11,5 kilos por habitante por año, según el Ministerio de Ambiente. Es un volumen similar al promedio mundial y superior al latinoamericano, lo que coloca al país en una posición clave para consolidar un sistema de gestión sostenible.
«Cumplir con el decreto no es solo evitar sanciones: es una oportunidad para innovar y asumir un compromiso real con la sostenibilidad», señala Matías Silva, del Departamento de Medioambiente de Depósito Pedernal.
Una heladera bien gestionada puede recuperar hasta el 90% de sus componentes, lo que muestra el potencial real de una gestión eficiente. Por el contrario, los juguetes electrónicos —también incluidos en el régimen RAEE— presentan tasas mucho menores de recuperación, debido a que están hechos mayoritariamente con plásticos de baja recuperabilidad. Solo aquellos con metales o placas electrónicas ofrecen verdaderas oportunidades de reciclaje.
En el plano global, la urgencia es clara: de los aproximadamente 62 millones de toneladas de e-waste generadas en 2022, apenas el 22,3% fue formalmente recogido y reciclado (E-Waste Monitor, ONU). Esto pone en perspectiva el reto que enfrenta Uruguay, que recién comienza a ordenar un flujo de residuos que, hasta ahora, circulaba en gran parte por canales informales.
El Ministerio de Ambiente apunta, además, a fortalecer las capacidades nacionales de procesamiento y formalizar las chatarrerías para evitar desvíos hacia mercados informales. También busca desarrollar tecnologías locales para tratar plásticos contaminados y recuperar materiales críticos presentes en los aparatos desechados.
A medida que las empresas se adaptan, el desafío es medir el grado de adhesión al nuevo marco normativo. Hasta el momento no se publicaron cifras oficiales sobre el porcentaje de actores que ya se incorporaron, lo que convierte esta temporada en un termómetro clave.
La aplicación del decreto durante la zafra no sólo redefine las reglas de importación: también abre una discusión más amplia sobre el modelo de consumo y descarte. Esta Navidad será un test de cambio: qué tan preparados están los sectores productivos para pasar del residuo al recurso.
